Una ciudad limpia no se construye solo con escobas y contenedores, se forma desde la conciencia de quienes la habitan. Y en Ciudad del Este, esa transformación acaba de comenzar por donde más importa: las escuelas. La Comuna local, a través de la Dirección de Gestión Ambiental, y con el apoyo de la firma Fujikura, lanzó oficialmente el proyecto Ecoescuelas.
Se trata de una innovadora propuesta que combina educación, competencia y sostenibilidad, con el objetivo de formar ciudadanos ambientalmente responsables desde la niñez. El punto de partida fue el colegio católico San Miguel Arcángel, donde esta semana se entregaron seis contenedores diferenciados para reciclaje.
Allí, entre aplausos y curiosidad, los estudiantes escucharon atentamente las instrucciones sobre cómo separar residuos plásticos, metálicos y de papel. No era una charla cualquiera, se trataba del inicio de una competencia amigable entre 12 instituciones educativas –públicas y privadas– que durante todo el año lectivo participarán en una cruzada por el medioambiente.
Pero esta no es solo una competencia de reciclaje, es una escuela de vida. Mientras los residuos se separan y los puntos se suman, los niños aprenden sobre la reducción, reutilización y reciclaje; desarrollan pensamiento crítico, responsabilidad y compromiso con su entorno.
Los residuos recolectados no solo dejarán de contaminar –serán entregados a recicladores, quienes obtendrán un ingreso económico por su labor–, cerrando así un ciclo virtuoso de educación, conciencia social y acción comunitaria.
Con este proyecto lo que se hace hoy es sembrar futuro. Técnicos de la Municipalidad lograron generar el interés de los alumnos, en esta primera escuela visitada.
Al finalizar el año, la institución con mayor impacto ambiental será premiada, pero, más allá de los trofeos, la verdadera victoria será ver a estos niños convertirse en agentes de cambio. Porque cuando los valores se enseñan desde el aula, la transformación no tarda en llegar a las calles. Y Ciudad del Este, una ciudad vibrante y en constante movimiento, con este proyecto busca pintar su futuro de verde.
Lamentablemente, en la ciudad esteña diariamente, toneladas de basura terminan acumulándose en espacios públicos, arroyos o vertederos, generando impactos ambientales, sociales y sanitarios. En una ciudad que produce más basura de la que puede gestionar adecuadamente, enseñar a reducir, reutilizar y reciclar no solo es necesario, es vital.
Las ecoescuelas no solo enseñan sobre residuos, también fomentan el pensamiento crítico, la participación activa y el compromiso social. La basura no desaparece cuando la tiramos, sigue ahí, contaminando el agua, el aire y la tierra que compartimos.
En este contexto desde la Comuna señalan que este proyecto apuesta por educar hoy para sembrar esperanza para mañana. Porque solo con una ciudadanía consciente y activa, Ciudad del Este podrá construir un futuro más limpio, sostenible y digno para todos.
Se insiste que al finalizar el año, la institución que logre mayor impacto ambiental será premiada, pero más allá del reconocimiento, lo más importante será el aprendizaje que los niños y jóvenes incorporen: que el cuidado del medioambiente empieza con pequeños gestos cotidianos.
Lamentablemente, la capital departamental enfrenta un serio problema de acumulación de basura, especialmente en su zona comercial y en los cauces hídricos urbanos. Esta situación se debe a diversos factores, como la falta de conciencia ciudadana, la disposición inadecuada de residuos y la limitada participación en el sistema formal de recolección.