En los últimos días, volvieron a hacerse escuchar los pedidos de auxilio desde el Chaco. Los pobladores que viven en las zonas más aisladas del Departamento de Alto Paraguay han denunciado la total falta de asistencia por parte del Estado. Las provisiones que habían recibido de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) hace ya más de un mes están agotadas, por lo que enfrentan necesidades urgentes. La desidia con que el Gobierno castiga a estas comunidades es intolerable. Es urgente asistir a estos compatriotas.
Cuestionando duramente la inacción del Gobierno, el concejal departamental Leonardo Lezcano expuso la grave situación de desabastecimiento que sufren comunidades más lejanas, particularmente las más remotas en el Departamento de Alto Paraguay. La última vez que recibieron alguna ayuda fue hace 45 días, y consistió en 22 kilos de víveres para cada familia, que se agotaron rápidamente, lo cual dejó a los pobladores en una situación crítica.
Lezcano resaltó que la necesidad es infinita, y que ahora ya no tienen nada. “Es una situación desesperante”, aseguró el concejal. De hecho, varias comunidades soportan a diario similar condición; se trata de comunidades como Toro Pampa, San Carlos y María Auxiliadora, las cuales enfrentan necesidades urgentes. En concreto, la comunidad de María Auxiliadora, en Alto Paraguay, está atravesando una compleja y angustiante situación debido a la escasez de alimentos.
Los pobladores no reciben asistencia desde hace dos meses. Testimonios de pobladores señalan que muchas familias ya no tienen nada para comer, y por eso se ven obligadas a recurrir a la solidaridad de sus vecinos y familiares para sobrevivir. Las familias están aisladas por las inundaciones y las malas condiciones de los caminos. Este aislamiento ha provocado la escasez de alimentos, lo que se agrava además porque han perdido sus fuentes de ingreso por las intensas lluvias que han anegado todo.
Un poblador, Domingo Segovia, reclamaba que se destina la asistencia solo a las comunidades ribereñas del río Paraguay, que cuentan con embarcaciones como medio de transporte, mientras que comunidades como la suya disponen como único medio disponible los caballos. La última vez que recibieron víveres fue ya hace dos meses.
Otro sector que está sufriendo las consecuencias de la actual crisis es el de los trabajadores posteros de Puerto Casado, que cuentan ya tres meses sin poder trabajar por los caminos intransitables y no pueden acceder al monte, donde normalmente desarrollan sus actividades. Estos obreros se encuentran hoy en una situación de extrema vulnerabilidad, lo mismo que sus familias.
Ante la extrema necesidad, el cura salesiano Martín Rodríguez envió una misiva a nuestro diario, urgiendo una intervención del Estado, considerando el fundamental aporte de los puesteros a la economía de la comunidad. La situación se agrava día a día mientras siguen subsistiendo en precarias condiciones sin a la alimentación, salud, servicios básicos y educación, olvidados por las instituciones.
La postergación de estas familias resulta insostenible. Llevan décadas de abandono, carecen de vías de que puedan ser utilizadas durante todo el año, y todos los fenómenos meteorológicos afectan sus caminos, dejándolos regularmente aislados. El Chaco vive de emergencia en emergencia, y si no tienen una terrible sequía, se inundan sus caminos con las incesantes lluvias.
El abandono a los pobladores del Chaco es insostenible. Las familias sobreviven en medio de necesidades, sin atención a su salud, sin posibilidades de educación para los niños y jóvenes; estos compatriotas tienen derecho a la salud y la educación, al agua potable, energía eléctrica o insumos sanitarios básicos. La ausencia del Estado no se puede ocultar con apuradas declaraciones de emergencia que al final nada resuelven.