Ese día, a las 12:00 del mediodía de 1935, cesaron las hostilidades entre Paraguay y Bolivia, marcando el inicio de un proceso de reconstrucción y reconciliación nacional.
Pero más allá de los actos oficiales y los discursos, la música paraguaya fue desde entonces una forma viva de memoria colectiva, un canal por el cual se transmiten emociones, testimonios y reflexiones profundas sobre el conflicto, algunas escritas con sangre guaraní empuñando el lápiz sobre la hoja.
La poesía hecha arma y consuelo
Última Hora conversó con el poeta e investigador Mario Rubén Álvarez y el compositor y cantante Francisco Russo para rememorar a los compositores de la época y las canciones que nacieron tras la contienda bélica.
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Uno de los principales artistas de esta narrativa fue Emiliano R. Fernández, poeta y excombatiente, cuya obra se convirtió en bandera del sentir popular antes, durante y después del conflicto. Composiciones como Rojas Silva Rekávo, escrita tras el asesinato del teniente Adolfo Rojas Silva en 1927, o la emotiva Che la Reina, con la que Emiliano se despide de su amada ante la inminencia de la guerra, no solo muestran su talento lírico, sino su compromiso patriótico.
“Durante la guerra, el poeta utilizó la música para levantar la moral de los soldados. Temas como Regimiento 13 Tuyuti (conocida también como Nanawa de gloria) y Che reténpe pyhare, donde entabla un íntimo diálogo con el viento en una noche de guardia, son hoy joyas del cancionero nacional”, explica Mario Rubén Álvarez.
Canciones que inspiran generaciones
Otros músicos como Agustín Barboza con Reservista purahéi y Reinaldo Sosa con el tema Soldado del Chaco también dejaron su huella en este repertorio musical. En palabras de Francisco Russo, estas canciones, muchas veces olvidadas, siguen resonando en cada generación cuando se interpretan en escuelas, actos cívicos y encuentros patrióticos.
Para Russo, este legado musical merece mayor difusión y revalorización. “Las canciones de la Guerra del Chaco representan una fuente de orgullo nacional. Aunque muchas veces son desplazadas por modas extranjeras, cada interpretación revive nuestras raíces. La sangre no es agua”, afirma.
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Hoy, el 12 de junio no es solo fecha alusiva al fin de la guerra. Es también un homenaje al arte que ayudó a narrarla, a los poetas que la transformaron en canción y a las generaciones que, al escuchar esas melodías, sienten aún vibrar el patriotismo en el pecho. Mientras una sola persona escuche una canción del Chaco, esa historia seguirá viva. Porque, como dice Russo, “es como la llama de la vela que no se apaga”.
Festejos conmemorativos
En la jornada, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) ofrecerá un concierto en el Centro Cultural Chortitzer Loma Plata (Chaco paraguayo) a las 19:00, para conmemorar los 90 años de la firma del Tratado de Paz que dio fin a la Guerra del Chaco, en la que se enfrentaron Paraguay y Bolivia (1932-1935). El concierto es libre y gratuito.
Bajo la batuta del director invitado principal, el maestro Ernesto Estigarribia Mussi, la orquesta interpretará La obertura de El barbero de Sevilla, de G. Rossini; Habanera, de la suite Carmen, de G. Bizet; India, de Manuel Ortiz Guerrero y José Asunción Flores; Chaco Boreal, de R. Giménez, entre otras obras seleccionadas para la oportunidad.
Por otro lado, la cita titulada Herminio Giménez: melodías de una vida es el sábado 14 de junio, desde las 20:00, en el Teatro Municipal Ignacio A. Pane de Asunción (Presidente Franco esquina Chile). Costo de entradas G. 80.000, en venta a través de la plataforma tuti.com.py.
Participan del evento, que además se suma a los actos que celebran los 100 años de la guarania, la Orquesta Philomúsica bajo la batuta de los maestros Luis Szarán, Miguel Ángel Echeverría y Gustavo Gómez Nardo, entre otros artistas.
