El precandidato a intendente, Hugo Ramírez quien sostiene su proyecto para la Intendencia de Asunción dentro de la disidencia pero bajo el liderazgo del ex vicepresidente, Hugo Velázquez, señaló que la precandidatura oficial del diputado Daniel Centurión se dio sin consenso y de manera inconsulta tanto con él y con el otro en pugna, Juan Villalba.
“Acá somos varios los que anunciamos juntos con otros compañeros con claridad nuestra intención de competir por la Intendencia. Que no vengan ahora a acusarnos de dividir a la disidencia”, expresó Ramírez.
“Lo que realmente divide es el intento de imponer una candidatura desde arriba, como si la militancia no existiera”, sostuvo, sorprendido por el anuncio de Centurión.
Culpó a Mario Abdo Benítez de elegir a dedo, adjudicando además al ex presidente el hecho de incentivar el internismo antes de la búsqueda de consenso.
“Marito, como líder natural, debería alentar la competencia interna y garantizar reglas claras, no condicionar el juego a dedo. Las imposiciones no unen: fracturan. Y eso lo sabemos todos”, señaló.
Aseguró que su decisión de ir por Intendencia no viene de ahora ni es improvisada, y viene del trabajo de base el cual construye de la mano de los dirigentes.
“Yo, desde hace meses, hice pública mi intención de volver a la Municipalidad. No improvisamos: venimos trabajando, caminando, escuchando. La verdadera lealtad se demuestra en el compromiso con las bases, no en las operaciones de escritorio”, remarcó.
Excluyente
Para Ramírez, la disidencia liderada por Marito es una versión oficialista 2.0 y no llevará a nada bueno, apuntó.
“La disidencia no puede convertirse en una nueva versión del oficialismo, donde se impone y se excluye. La unidad no se declama: se construye con respeto y con votos”, dijo el ex legislador y ex concejal.
“Y frente al desastre que está dejando el actual intendente, lo urgente es ponernos del lado de la gente. Desde el Partido vamos a exigir explicaciones. Nosotros no vamos a callar. Somos los primeros en pedir rendición de cuentas”, señaló.
Concluyó adjudicando el resquebrajamiento del diálogo a quienes eligieron cortase solos. “Si alguien quiere hablar de caballos de Troya, que se mire al espejo”, sentenció.