La primera vez que Vince Gilligan estuvo en Nuevo México fue de paso, cuando iba a Los Ángeles para convertirse en escritor de la serie Expedientes X. Años después se lamentaría en una conferencia, ante un público atentísimo del estado sureño, de no haber conocido Albuquerque no más que yendo por la carretera, sin entrar en la ciudad, antes de mostrarla al mundo en los planos de las series Breaking bad y Better Call Saul: cielos incendiados de luz que entra a chorro por las ventanas; tierra tibia o caliente abajo, salpicada de vida y de objetos morosos; penumbras de interiores en los que, tal vez, resplandece durante un segundo el póster de un viejo western que evoca, repetidamente, la idea de que lo que está fuera de la justicia está más cerca de nosotros de lo que imaginamos; panorámicas de edificios repetidos y barrios con sencilla y también sofisticada gente, con diversos niveles de mentira y violencia en su entorno: millones de personas rodeadas de un desierto, de un paisaje bellísimo, del humano azar.
Junio 10, 2022 01:00 a. m.
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